Desarrollar una aplicación web implica dominar tanto la programación como las herramientas adecuadas para crear plataformas interactivas y dinámicas.
Planificación: Identificar el propósito y las funcionalidades de la aplicación.
Diseño del front-end: Crear la interfaz que los usuarios verán.
Desarrollo del back-end: Configurar el servidor y base de datos para manejar la lógica de la aplicación.
Integración y pruebas: Asegurarse de que todo funcione correctamente en conjunto.
Despliegue y mantenimiento: Poner la aplicación en producción y hacer un seguimiento continuo.
Mencionar tecnologías clave como HTML, CSS, JavaScript, frameworks como React, Angular, y back-ends con Node.js o Python (Django), junto con bases de datos como MongoDB o SQL.